Los hombres nos batimos en la vida que hemos creado y algunos sin mirar en su interior reclaman a los cielos por su suerte, logrando ignorar la respuesta interna a sus cuitas.
Deseamos aspirar a un supremo bien creando falsos paraísos, sin integrar la polaridad existente en nuestra manera de pensar, y nos comportamos de tal manera que sólo se manifiesta nuestra ignorancia; transcurrimos por la vida sintiéndonos desolados, no comprendemos ni vemos más allá.
Las circunstancias, los hechos y las vivencias sólo son experiencias que calificamos de buenas o malas, porque así las queremos ver.
Nuestro punto de vista es ciego porque es el resultado del cristal con el que miramos. Aun en el periodo más oscuro podemos aprender a ver la luz que encierra, la lección profunda, la respuesta certera cómo saeta en la mano firme y templada de aquel que sabe.
Ver más allá de lo evidente es elevarse por encima de lo ordinario, para ello tendríamos que aceptar la responsabilidad que nos compete y darnos cuenta que toda experiencia proviene desde nuestro interior.
Al ver más allá de lo evidente aprenderíamos de toda experiencia.
El onceavo trabajo de Heracles
En la psique colectiva se encuentra la imagen de un glorioso paraíso, un remanso de paz con el que los hombres soñamos, un oasis de gloria, sapiencia, de áurea juventud y riqueza.
De este jardín nos hablan Robert Greene en su escrito "el temible dragón... que vigilaba el jardín llamado Hespérides", Shakespeare en "Trabajos de amor perdidos", John Milton en "el paraíso perdido" y en "el paraíso recobrado".
Muchos le buscaron como el lugar donde se encuentra la fuente de la juventud y muchos otros buscaron el sagrado Edén como un lugar ubicado en la geografía del mundo.
En la actualidad tan buscado lugar creemos que nos lo ofrece la felicidad que brindara el último desarrollo tecnológico, algunos otros en una época venidera y hasta en una existencia posterior a ésta.
Una promesa de dones asequibles que tan sólo se trata de una visión de vida carente de interioridad.
No hay tal conquista del paraíso si no nos enfrentamos al gran dragón que hemos creado, si no hacemos acopio de la fuerza titánica a la que tendremos que apelar, si no nos vencemos imposible será de sus manjares paladear; no es un lugar que podemos asaltar; para tenerle nos tendremos que conquistar, no hay efugio alguno.
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El ejercicio de contemplación, correspondiente a la interpretación del trabajo de Hércules, lo pueden encontrar en:
Una vez en la página dar clic sobre el ángel.
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Imagen 1. www.flickr.com/photos/officce/4837693849/
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